El miedo a las matemáticas


Una aproximación a la realidad 


Al analizar la información respecto al proceso de enseñanza y aprendizaje de la matemática, podemos decir que existe un grave problema por parte de los estudiantes cómo también de los profesores en el área. Los estudiantes aprenden sin una significación de lo aprendido, por otro lado existe una problemática por parte de los profesores que realizan actividades en que el estudiante se ve enfrentado a una mecanización por parte de ellos.

Los alumnos mantienen a través de los años una misma constante: las matemáticas son difíciles.
Desde pequeño, en la primaria, a los niños se les presenta la materia de matemática como una materia complicada y abstracta; al momento de empezar a ver números se empieza a escuchar comentarios como ¡qué difícil!, ¡solo es para gente inteligente! Y muchos otros, que en lugar de alentar, crean una cierta animadversión hacia la materia. Lo cual crea predisposición en el alumno hacia el aprendizaje de ésta, aunado a que la mayoría de los profesores la enseñan de una manera muy metódica con procedimientos, sin involucrar a los alumnos, siendo una materia muy aplicable a la vida cotidiana, ya que las matemáticas se emplean en cada momento de nuestra vida.

Según Gómez (1992), entre las principales causas del temor de las matemáticas, está la falta de conciencia del profesor en cuanto al papel importante que juega en el salón de clases, su responsabilidad con respecto al estudiante y el reto que significa ser profesor.


Influye mucho el hecho de que los profesores desde el inicio de la educación del niño fomenten el gusto e interés de las materias, y enfocándonos particularmente a la que desde años atrás ha causado gran temor: las matemáticas. Si desde pequeños se les acostumbrara a contar, medir, comparar mediante materiales concretos y no conocimientos abstractos, y se les enseñara la materia de una manera fácil y dinámica con ejemplos sencillos y comunes, quizás no habría tanta complejidad para el aprendizaje de esta. Por lo cual la metodología del maestro es fundamental e importante en la enseñanza de toda materia.

Según los planes y programas de Estudio (1997), un propósito central de los programas de matemáticas es que el alumno “aprenda a utilizarlas para resolver problemas, no solamente los que se resuelven con los procedimientos y técnicas aprendidas en la escuela, sino también aquellos cuyo descubrimiento y solución requieren de la curiosidad y la imaginación creativa”.

Sin embargo y pese a todos los esfuerzos por elevar la calidad de la educación, la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas presenta problemas ,ya que debido al carácter muchas veces abstracta de la materia, el alumno por mas que se esfuerza por comprender y elaborar su conocimiento, no lo logra, creando en él sentimientos de rechazo y frustración hacia la asignatura de matemáticas ,por lo que muchos alumnos fracasan en la materia, que ha sido etiquetada, como “el dolor de cabeza de los estudiantes ”predisponiendo de antemano al fracaso escolar y repetición.

Los alumnos mejor preparados y entusiasta fracasan cuando trabajan con profesores que no saben seleccionar ni administrar los procedimientos adecuados para la enseñanza.

Claro está que no solo desde el comienzo, refriéndonos a los maestros de primeriaría se les debe cargar de toda la responsabilidad ya que en años posteriores, hablemos de secundaria y preparatoria el educando sigue llevando materias de matemáticas.

Cabe mencionar que el principal autor en el éxito o fracaso de la enseñanza es el profesor, encargado de regular y matizar la enseñanza pues es el único que en la práctica educativa le corresponde señalar lo que está mal y como corregirlo. Tziu, (1992).

La matemática en si es un lenguaje que nos sirve para cuantificar todo lo que existe en nuestro alrededor.
También es un recurso que nos sirve para desarrollar nuestro pensamiento, son una herramienta para solucionar nuestro problemas cotidianos, ya que hasta para eso necesitamos un proceso y pasos a seguir, estos pueden ser de una manera más dinámica y menos procedimental, enseñar y evaluar jugando, hacer que los alumnos sin importar los años y el grado en el que estén, pueden alcanzar un aprendizaje mayor y significativo, siendo parte de los ejercicios que resuelven.

Es notable la poca relación que tienen algunos maestros con la formación de un grupo escolar, así mismo esto ocasiona la falta de interés del alumno por aprender matemáticas, ya que se tiene una relación poco palpable entre los contenidos del programa y la vida cotidiana.

Existen enormes demanda de estudiantes que requieren asesoramiento extra en el área de matemáticas, ya que durante las clases normales no logran entender en su totalidad lo que el maestro les explica. Podemos atribuirle esta falla a la metodología que utiliza el maestro en la enseñanza de la materia, desde siempre la enseñanza esta materia se hace de manera muy mecánica, al alumno no se le enseña a razonar los ejercicios que se le plantean y tampoco se le muestra la relación tan estrecha que tienen con la vida cotidiana, lo que se podría lograr mediante una enseñanza lúdica.

Crear la realidad a través de relaciones matemáticas ha permitido la explicación de un sin número de fenómenos naturales y el desarrollo de la tecnología que hoy podemos disfrutar.

En relación a los factores observables en el sistema educativo que generan la cultura de rechazo hacia la matemática, Rivas (2005) indica los siguientes, el rechazo por parte de algunos docentes integradores para asumir con responsabilidad en la reflexión teórica, la propuesta metodológica y práctica sobre los saberes matemáticos escolares, la subcultura pedagógica de la escuela que reproduce el conjunto de creencias, prejuicios, mitos y tabúes sobre la Matemática, la experiencia traumática de muchas generaciones de estudiantes en cuya memoria escolar está anidada la huella de una Matemática que despertó miedo en su edad escolar , el recuerdo de miles de escolares excluidos del sistema educativo y que hoy forman parte de la legión de analfabetos funcionales para quienes la Matemática solo les evoca desencanto y frustración.


Por ello es importante destacar que con la enseñanza tradicional, siguiendo el paradigma positivista, los estudiantes que generalmente están comenzando las operaciones formales según Piaget (citado en Bolívar, 2004)  (aproximadamente 11 y 12 años) se enfrentan a un nuevo lenguaje abstracto y racional impuesto desde el docente, que no considera el desarrollo evolutivo, y tampoco las debilidades o precogniciones arrastradas desde los grados anteriores, para el dominio de las operaciones básicas de la matemática, convirtiendo la enseñanza de la matemática en una experiencia frustrante para docentes y estudiantes.


Por tales razones, se debe reflexionar respecto a que el lenguaje matemático no puede estar divorciado de la realidad, así como tampoco de la etapa del desarrollo evolutivo que caracteriza al estudiante, quien está comenzando con las operaciones formales, unido a la consideración de la influencia del entorno familiar, escolar y social, generando matrices de opinión contraria a la matemática, haciéndole creer que es imposible dominarla, aprenderla y tomarla como una herramienta para la vida.


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